Las amígdalas son estructuras de tejido linfático al igual que lo son los ganglios linfáticos y que se encuentran en la parte posterior de la boca y en la parte de arriba de la garganta. Ayudan a eliminar las bacterias y otros microrganismos para prevenir infecciones en el cuerpo. Es la primera defensa del organismo en el lugar por el que entran la mayoría de las infecciones tanto víricas como bacterianas.
Existen cuatro tipos de anginas: Amígdalas inflamadas rojas o víricas, producidas por virus diversos, siendo los más frecuentes los virus que provocan resfriados o el de la influenza. También las amígdalas inflamadas con placas Eritemo-pultaceas. Rojas pero con secreción blanquecina o placas blancas producidas habitualmente por bacterias. La más habitual el estreptococo betahemolítico.
Otras son las amígdalas inflamadas con pseudomembranosas como en el caso de la difteria. Por último están las amígdalas inflamadas con úlceras: puede ser la ulceración superficial (herpes, pénfigo, aftosa) o ulceración profunda que son más graves y que se refieren a la angina de Paul Vincent, escorbuto, causa hematológica, mononucleosis infecciosa, o agranulocitosis.
Los síntomas de las amígdalas inflamadas son: 1.- Dificultad para comer o beber, 2.- Dolor de oídos, 3.- Fiebre o febrícula, también pueden aparecer escalofríos, 4.- Dolor de cabeza y 5.- Sensibilidad de la mandíbula y la garganta. Dolor debajo de la mandíbula en la parte externa y hacia el cuello. Ya si las amígdalas son muy grandes pueden dar lugar a problemas hasta para respirar.
Las complicaciones de las amigdalas inflamadas o amigdalitis pueden ser diversas y unas a corto plazo y otras a más largo plazo.
Entre las complicaciones que se pueden desarrollar a corto plazo debemos de tener en cuenta las siguientes: el flemón amigdalino o abceso periamigdalino que es cuando la infección de las amigdalas de tipo bacteriano alcanzan ya al pilar anterior de las mismas.
Los indicios pueden ser fuertes dolores durante la deglución, incapacidad de deglutir, una apertura de boca dolorosa y difícil (rigidez de la mandíbula) o una prominencia irregular del paladar blando. Las amígdalas están muy inflamadas y empujan la campanilla hacia un lado.
El peligro radica en que los gérmenes accedan al torrente sanguíneo y se extiendan por todo el cuerpo (sepsis), lo que puede provocar graves daños en otros órganos.
En este caso muy frecuentemente se administran antibióticos intravenosos. Si se forma un absceso es necesaria una intervención quirúrgica rápida para drenarlo.
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(Fuente: https://www.miarevista.es/salud/articulo/los-remedios-de-la-abeja-polen-propoleo-jalea-y-miel-161463643963)
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